21/12/2021 - 00:00 h.
En el umbral de la Navidad
Todavía rodeados por el Covid
Entre una y otra fotografía hay un lago de horas perdidas y de horas ganadas.
Horas para trabajar o para mirar las calles desiertas sin pensar en nada, con el rostro perdido entre los otros rostros.
Horas tristes, y horas felices que sin embargo no se pueden quitar la tristeza de los ojos.
Y horas para entrar en un libro y huir a otro país de letras que avanzan por la carne queriendo meterse adentro.
A veces se meten y otras no.
Horas para la nostalgia y horas para pensar como serán en el futuro, ese país invisible que nunca se alcanza.
Horas para reír y para lamentarse por el dolor que no se quita del pecho, como una sábana de hambre que te envuelve, y no puedes desarroparte, el dolor está ahí, vete maldito de mí, aléjate, busca a otro.
Entre una y otra fotografía hay palabras, silencios, recuerdos, nostalgias irreprimibles porque sientes que hay cosas que ya nunca volverán.
Palabras para decir amor o decir nunca o decir ven o decir márchate de mi lado, palabras, palabras....
Silencios que dicen mucho más que las palabras...sombras llenas de luz, porque la verdad siempre es silenciosa, y luminosa, está escondida, hay que buscarla, ay la verdad, ay la verdad, cómo busca la lejanía.
Entre una y otra fotografía han llorado mis ojos.
Mis manos se han abierto para agarrar el aire.
Mis pies han surcado un camino que desconozco.
Mi corazón se ha caído del pecho y no lo encuentro.
(En mi buhardilla, siete de la tarde, 21 de diciembre del segundo año de pandemia)