10/08/2023 - 00:00 h.
Anocheciendo en el AVE
Dios es el aliento de una sombra,
el silencio de un vacío que busca palabras
para llenar mi soledad.
Dios es el fuego del abismo que emerge
para llenar la noche de penumbra
y la mañana de una luz que agarra
el corazón de las cortinas.
Dios es mi enemigo porque contra él lucho
para encontrarlo aunque sea en la batalla
en la que soy mi único enemigo.
Es el hambre de algo que no tiene nombre
ni sacia el deseo de nombrar.
Dios es un trozo de mí en el invierno
buscando el rastro de un recuerdo perdido.
Estamos solos Dios y yo en el tiempo
rodeados de alegría y tristeza. Dios es
la soledad sonora, el canto
de un pájaro perdido en un bosque azul.