22/02/2024 - 00:00 h.
Revisando papeles olvidados
apareces tú, viejo poema
que vives en el polvo de los días, en el hambre
de vida de la memoria que huye de la muerte.
Te escribí o leí seguro un día en el que me dolía todo
por dentro, las vértebras de un silencio
que me iba devorando me dolían, y los tejidos
de una soledad que agarraba la nostalgia,
todos los músculos del viento profundo me dolían,
todas las heridas eran
una sola herida que mucho me dolía.
Y como del agua de la ausencia
que moja el polvo de los heridos papeles
surgieron los viejos versos, que ahora
recogen la luz de una mesa que siente
la tristeza como paisaje necesario...
Vuelve a la vida, vuelve viejo poema,
lo que fue ayer tiene más sentido hoy,
cincuenta años después ,
varias vidas consumidas:
Soñé una vez que eras
un río y yo la orilla.
Soñé que ibas
feliz por la ribera
como una garza hermosa
vestida en su belleza.
Soñé una casa, un lago,
un laberinto de selvas
y muchos besos limpios
tendidos por la yerba.
Soñé que estabas
dormida junto a un lago
y yo era él y te miraba
y tú pasabas de largo.