05/12/2024
LAS CUATRO ESQUINAS
ESPERA, DIFERENCIA, COMUNIÓN, DUDAS
EL ARTE DE LA PACIENCIA
El talento no desaparece salvo que media algo físico, una lesión insuperable, una mala planificación, el tiempo que no perdona el camino de los años. Puede ocurrir también que algo mental oscurezca el poder físico, que la mente, desde el océano vivaz de las neuronas, decida no desarrollar ese talento. O llegue la desgana, algo habitual que nos desactiva. Nada de esto es asimilable a Mbappé, y como es indiscutible que tiene talento, solo hay que sentarse a esperar que se desborde por la yerba. Es cierto que ahora no es el que era, pero también que jugar en el Madrid es diferente. Todo jugador necesita la aclimatación a la exigencia madridista.
LA EXIGENCIA Y EL ALMA
Figo, Zidane o Ronaldo han comentado que jugar en el Madrid es distinto. Primero por el equipo que se ve desde fuera. El mejor del mundo. Un club que ha maridado con la victoria y el honor, que acostumbra a poblar los sueños de los niños, y de los menos niños. Una marca que se clava en el deseo de miles de jugadores, los que sienten que llegar al Bernabéu es llegar al máximo de sus carreras. Y desde dentro se puede llamar como se quiera, ADN, exigencia... yo lo llamo alma y defino como el sentimiento de ser con diversos valores. Jamás rendirse, o desfallecer, o tirar un partido, jamás desviar los ojos de la victoria, luchar hasta el último segundo, creer en los compañeros...
UN ALMA COLECTIVA
A veces sucede una comunión entre público y jugadores que crea un alma colectiva. Estamos en el campo, nos miramos. Va a pasar, dice alguien y todos sabemos que pasará. No tenemos dudas. En el campo los jugadores perciben esas ondas anímicas que llegan desde las gradas. La mente se convierte en una mente común. El alma madridista refulge por todas las percepciones y entonces el futuro se pliega al deseo del presente. Los rivales lo siente. Recordemos lo del City o PSG. Se vienen abajo y luego no entienden qué pasó en esos minutos fatídicos para ellos. Los comentaristas hablan de algo telúrico, porque el azar o suerte no es suficiente para explicarlo.
FIERAMENTE HUMANO
Pero no hay nada divino en esa comunión de la que nace la hazaña. Los que quieren denigrar la proeza, la alejan de lo humano. Ven un dedo divino que marca a los elegidos. Pero no hay nada de divino. Dios no es del Madrid, como dicen algunos con ligereza hereje. Dios es de todos los equipos y bastante tiene como para ponerse alguna camiseta. Lo que ocurre es humano, fieramente humano, y ahora que está dentro Mbappé lo observará. Los jugadores se creen su papel de héroes y ponen todo su talento para ello. Conmo el que tiene Mbappé y ya emerge y pronto se desarrollará. Como Zidane, Figo o Cristiano. Quien lo dude luego se tirará de los pelos.
Impreso desde www.manueljulia.com el día 27/12/2024 a las 00:12h.