17/02/2006 - ISBN: CR-659-2005
Unión Fenosa
Tres nombres de al literatura española, a fuer de esclarecidos escritores castellano-manchegos: Manuel Juliá, Antonio Pérez Henares y Dionisio Cañas. Se han repartido el mapa de la región para ir dando cuenta de sus saberes y sentimientos sobre los diferentes pueblos, caminos y comarcas. Tres textos frescos y enjundiosos que son otras tantas invitaciones para un viaje abundante de sorpresas. Los propios autores, "hombres verídicos", como el propio Sancho Panza, aportan los apoyos literarios de cada una de las casi 300 fotografías de libro (Realizadas por Nardo Villaboy), un arte éste de los "pies de foto" que a menudo constituye un género literario.
Tiene el lector en sus manos un libro que ilumina el ojo y enciende el corazón. Sirva, por añadidura, de entusiasta, aunque siempre escaso homenaje, en el IV Centenario del Quijote, a Don Miguel de Cervantes, aquel "héroe sin recompensa y perpetuo infeliz" que nos inundó de gloria literaria.
Pedro López Jiménez
Presidente de UNIÓN FENOSA
Para mí hoy no es el Día de la Madre. . Siempre es el día de la madre. . Si como dice Cicerón la vida de los muertos está en memoria de los vivos, ella vive en mí en cada minuto de mi vida. . Ella tiene su casa en mi corazón, que es en donde late la ausencia, y en mi alma, adonde se mueven las sombras de su luz. . Ella es la luz más fuerte de la vida, por lo cual su sombra se aloja en mi memoria. . Ella es la luz más fuerte de la muerte, por tanto su sombra llegará siempre hasta mi alma. . Ella ha...
Desde la pequeñez que somos y la grandeza que también nos habita, quiero orar por el Papa Francisco, quien desde su humildad herida en la pompa de las formas fue un gran hombre. Y fue un gran Papa, discípulo de un predicador que no tuvo en la vida más que su palabra y el camino. . Dios no es patrimonio de nadie. El dolor es patrimonio de todos. La felicidad también, luminosa a veces y apagada otras para demasiada gente. . El dolor de Cristo en la cruz lo sintió el Papa en el rostro de tantos hambr...
En mi pueblo había una casa grande con varios patios y puertas de entrada. Tenía una reja punzante que la protegía de los ladrones y unos muros de ladrillo vivo gordos y relucientes. Pasaba mucho por esa casa y siempre la veía vacía. Sin embargo vivía gente, porque en la noche se encendían las luces de algunas ventanas. Pero jamás vi a nadie, por eso pensaba que los ricos eran gente invisible. O que evitaban su ostentación ante la escasez. Pasando el tiempo y la hambre conocí a un rico. Fue a rec...
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