EL NEGOCIO DEL ODIO

15/09/2024

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El gesto de Kamala Harris era una respuesta suficiente. La estupefacción la invadía y su sonrisa quería decir, ¡pero como puede llevar el país una mente tan calenturienta! En Springfield (Ohio) los migrantes haitianos se comen los gatos de los vecinos. Tiene pinta de cuento de asustar niños, pero aun si fuera verdad, la premisa de convertir lo particular en general vuelve a asomar en los que quieren levantar el miedo y diseminar el odio. Las autopistas de la información, de tragaderas interminables, favorecen el lanzamiento de mensajes perniciosos, que se difunden como un virus potente y siembran su mala cizaña en las mentes menos fortalecidas por el pensamiento crítico y libre.

Menos mal que el familiar portavoz del crimen de Mocejón, Asell Sánchez-Vicente, alertó contra el racismo desnudando la turbia estrategia de los que ya estaban extendiendo el rumor perverso, como el tal Alvise, extraño personaje de un tiempo extraño. Los asesinos eran migrantes, incluso con videos falsos, otra vez el discurso de odio.

Hasta ahora las ideologías ultras renacían después de las depresiones económicas con discursos simples y engañosos. El Crac del 29 favoreció el ascensos de los nacismos y fascismos en Europa. En más recientes el motor populista ultra fue la crisis financiera, las políticas de austeridad y las inmigraciones masivas. Este último asunto ha devenido en el más poderoso, pues el invierno demográfico en el que vivimos genera la necesidad de mano de obra de fuera. Si no, será imposible nuestro Estado del Bienestar. El Banco de España cifra en 24 millones de personas las que han de venir de aquí a 2053.

Nuestra ultraderecha nació sobre todo por el discurso de odio de los independentistas. La continua vejación y desprecio a lo español activó el nacionalismo durmiente, presto a estallar con el mismísimo favor de los independentistas, a los que viene bien, pues unos exaltan a otros y viceversa, los extremos se necesitan, y se alimentan.

El odio es el instrumento de acción política. Algo más que una simple discrepancia, es cargar las baterías de dinamita para que todo estalle. Porque el último objetivo ultra es la destrucción del sistema, sin alternativa.

Lo del lenguaraz de Trump sirve para saber hasta dónde pueden llegar las mentiras, y desde donde llegan. Hablando con Elon Musk dijeron 22 mentiras, como niños traviesos que se entretienen jugando con el mundo. Pero su odio, tanto odio, ha de ser el alimento de ansia democrática que necesitamos, esta sociedad alicaída que cada vez cree menos. Pero hay quien cree en el odio y en que una verdad profunda le bendice. Es una mentira porque odiar es el trabajo de la mala gente.

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