EL HOMBRE QUE LO SUPO ANTES

24/10/2024

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LAS CUATRO ESQUINAS

VISIONARIO, NORMALIDAD, FUERZA, GENIO

EL HOMBRE QUE LO SUPO ANTES

A pesar de lo que dijera Butragueño, Florentino Pérez no es un ser superior. Nadie es un ser superior. Todos somos de barro y aire. Creo que Butragueño quiso decir, como una metáfora, que es un visionario. Eso es distinto. Un visionario que es sabio, alguien que, desde la deducción del presente, otea el futuro sin lanzar ninguna carta al tapete, sin adivinanzas exotéricas, solo usando la inteligencia y el poder de deducción para devorar los años que vienen con la sabiduría de sus neuronas. En su segunda tentativa ha hecho el equipo que quiere. Ahora el madridismo goza de una Edad de Oro en toda su plenitud. El mundo lo admira. El mundo lo sigue. Los madridistas lo adoran.

LO HA VUELTO A HACER

Nada más acabar el partido, hasta los mismos jugadores hablan de algo desconocido, enigmático, como si la enésima remontada en un estadio que se vuelve una conjura, en una noche mágica, fuera algo exotérico. No sabemos cómo ha pasado pero ha pasado. Algunos dicen que todo ocurre porque Dios es madridista. Otros solo que no encuentran explicación. Muchos periodistas, sobre todo los anti, alojan en la suerte ese momento en el que los alemanes pudieron ponerse tres a dos, pero un fallo fue el umbral de la goleada. Tendría que venir Iker Jiménez a resolver esto, me dice el paisano madridista con una gamba en los labios y la estupefacción en los ojos. Esto es fútbol, le digo.

EL TALENTO Y LA RABIA

Porque Dios no se acuesta con nadie. Dios no pierde el tiempo desviando un balón que va por la escuadra. No pone una venda en los ojos del defensa que es desbordado ni siembra rabia en las entrañas de Lucas Vázquez, culpable de los goles en contra. Si quieres que Dios te ayude comienza por ayudarte tú, me dijo un sacerdote sabio. En las entrañas de Lucas nació un pundonor que le dio la fuerza y la fe de reparar su daño marcando el gol que comenzó a darle la victoria al Madrid. Como todo el equipo, enmarañado en un primer tiempo pesaroso, que mantuvo la conjura del talento, porque si no hubiera tanto talento la remontada habría sido imposible.

EL ESPLENDOR DE VINICIUS

Cómo olvidar contra lo que ha tenido que luchar Vinicius. Cómo olvidar a los iluminados que se reían de él cuando, con un tesón sin medida, cada vez que se caía se levantaba más fuerte. Cada vez que perdía el balón en un regate lo volvía a intentar. Cada vez que disparaba y el balón se iba por los cerros de Úbeda, no desesperaba y se machacaba en los entrenamientos para encontrar el tino. Y una temporada, ayudado por un equipo técnico inmenso, apareció otro jugador. Marcando goles, realizando regates, ofreciendo mejores prestaciones a su imparable velocidad. Será Balón de Oro y muchos pedirán la súplica del olvido. El que quiere olvidar que olvide. Yo no.

Documentos adjuntos:

Marca. Las cuatro esquinas. El hombre que lo supo antes