CANARIAS

08/06/2025

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Ahora estarán las playas llenas de extranjeros que absorben su bruma, y que al atardecer miran la lejanía en donde la sangre del cielo y la oscuridad de la noche libran la misma batalla desde hace miles de siglos. Unos irán con la mente cargada de problemas, para limpiarse; otros a exprimir la pensión; los más a vivir ese término "vacaciones" que proviene del latín vacare, y que significa "estar vacío" o "libre de". Me quedo con el segundo término porque habla de libertad, la cual, enlazada al tiempo puede ser lo que más se asemeje la felicidad humana. En el mundo antiguo las vacaciones eran un privilegio de las clases altas, y más cerca enlazan con la revolución industrial y el Estado del Bienestar, del que poca gente reconoce que nació en la Alemania de finales del siglo XIX, con el canciller Bismark. Fue producto del enfrentamiento entre los economistas historicistas alemanes y el liberalismo inglés de Adam Smitch, que consideraba que el mercado por sí mismo conseguiría las mejores condiciones para los trabajadores.

Friedrich List, Wilhelm Roscher y otros defendían un papel activo del Estado para promover el desarrollo nacional, la protección de la industria y el bienestar social. El seguro de enfermedad, las pensiones de vejez o la mejora del derecho a las vacaciones fueron los primeros pasos para el Estado del Bienestar que ahora conocemos. El objetivo de Otto von Bismarck, archiconservador, era proteger a los trabajadores y a la vez evitar la expansión del socialismo. He aquí una profunda razón para que la derecha apoye el Estado del Bienestar: lo creó un conservador.

Pero volvamos a Canarias, donde un ejército de alemanes, y del resto de Europa, se tuesta al sol como los pollos en los rosticeros. Pero también hay "turistas" no llamados, los que llegan en pateras buscando la luz del progreso huyendo del infierno de la pobreza. Y entre ellos varios miles de niños que acampan esperando una mano de ayuda. Ya hemos visto la absurda, diría además miserable, politización que este tema ha generado y como muchos nos hemos sentido absolutamente defraudados con los dos grandes partidos.

Ahora, al fin, el Supremo avisa al Gobierno Central para que se haga cargo de más de un millar de menores no acompañados. La orden llega después de un claro incumplimiento de otra resolución dictada en marzo. Bien por el Supremo.

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