23/04/2023
Hay veces que el oficio de periodista nos permite descubrir, vivir más bien, momentos únicos, inesperados y deliciosos; verdaderas joyas. Eso ocurrió el domingo, durante casi dos horas se produjo el milagro, un prodigio sencillo pero fascinante: la conjunción virtuosa de tres grandes artistas, Manuel Juliá, Carlos Hipólito y Shuarma. El Auditorio López Torres acogió el recital “Madre”, encuadrado en la programación de “La cultura del vino” que patrocina la Diputación de Ciudad Real. El espectáculo fue a beneficio de TEAcompaño CLM. Hubo buena entrada en el Auditorio, acudió el autor, el diputado provincial y teniente de alcalde de Tomelloso, Francisco José Barato y representantes de la asociación beneficiaria. El público disfrutó con el recital, íntimo, con mucha complicidad y con las emociones a flor de piel.
Ayer tuvimos la suerte de combatir y vencer la devastadora y abúlica tarde de un domingo con los bellos y desgarradores versos de Manuel Juliá declamados con maestría por la conocida y perfecta voz de Carlos Hipólito acompañada la bella música del Shuarma más íntimo. El público aplaudió cada una de las intervenciones de los artistas, cada vez más emocionado, cada vez más entregado, cada vez más contento de haber comprado la entrada de “Madre”.
Una madre, la de Juliá, la de todos nosotros, compasiva, que cosía con una Singer que sonaba como una lira metálica. Por la que, una vez muerta, bebieron como fieras en todos los bares (recitado fríamente, sin música, a palo seco) y poco a poco es el rostro de la estampa de Sor Ángela de la Cruz. Carlos Hipólito nos pasea por este conjuro impregnando su confortable voz con todos los matices del sentimiento, con todos los colores del amor a una madre. Y las emociones van haciendo de la suyas, calando en el público como una lluvia de abril (¡tan necesaria!), que asiste a la tarde más feliz del poeta en el Paseo San Gregorio.
Shuarma potenciaba las emociones con su música. Alternó temas propios con otros conocidos y necesarios en el recital como el “Ne me quitte pas”, de Brel o el “Moon river”, de Mancini. No nos dieron tregua los dos artistas, no aflojaron nuestras emociones en el magistral encaje de texto y música. “Siento el frío de saber que estar lejos esta vez”, llora Juliá con la voz de Hipólito.
El público dedicó una gran ovación a los artistas; Manuel Juliá subió al escenario a saludar. Y el azul de Shuarma y el del poeta, transformado en Carlos Hipólito, ponen un brillante colofón a una tarde de música y poesía. Qué mejor manera de celebrar el Día del Libro.
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